martes, 20 de mayo de 2014

Sin batería...



Así me encuentro el 90% del tiempo. Me despierto por la mañana muy temprano, a las 7am estoy saltando de la cama, pero al cabo de un par de horas, cuando empieza mi actividad laboral, de pronto, me caigo de sueño y tengo que hacer verdaderos esfuerzos para que no se me cierren los ojos… Y desayuno bien, pero deber ser que mi cuerpo está currando a 200% y no puedo con mi alma.

La semana pasada tuve control con la gine y revisión de los últimos análisis. Me dio un poco de anemia (normal en las embarazadas) y me mandó hierro. Pensé entonces que con las pastillas mejoraría, pero ha pasado ya una semana y sigo igual.

Por la tarde sobre las 16-17h me pasa lo mismo, de pronto me entra un sueño horrible y me cuesta un mundo espabilarme y volver a ser una persona.

El caso es que luego por la noche, me voy a la cama muchos días con los ojos como platos, luego me duermo en un suspiro, pero vamos que sobre todo lo que más noto es que no puedo con mi cuerpo la mayor parte del tiempo.. Supongo que será normal, que ya son 28 semanas y el cuerpo empieza a ralentizarse cada vez más… Pero no me acostumbro a este estado, yo que soy hiperactiva y no puedo parar de hacer cosas, veo como se me acumulan las tareas y mi cuerpo no da más de sí, bueno, mi cuerpo y mi mente, porque también he observado que muchas veces estoy pensando en las musarañas, se me olvidan la mitad de las cosas y me falta mucha concentración.. Solamente pienso que cuando empiece el calor de verdad qué va a ser de mí!!

En fin, os dejo que se me acaban las pocas pilas que tengo y aún tengo que hacer más cosas.


jueves, 1 de mayo de 2014

¿Cómo han sido mis betaesperas?

Hoy quiero hablaros de la famosa betaespera.
Durante nuestra aventura de búsqueda de 5 años, hemos pasado por 9 betaesperas que se dice pronto: 3 IA, 4 Fivs, 1 transfe de congelados y 1 ovo. Y he deciros que cada una de ellas las he llevado de distinta forma pero con los mismos miedos e incertidumbres.

La betaespera es un periodo de dos semanas aprox en el que tras haberte sometido a un tratamiento de fertilidad tienes que esperar a que te hagan, normalmente, una prueba en sangre, en algunos sitios un test de embarazo, que confirme si el resultado del tratamiento ha sido positivo o negativo, es decir, si hay o no embarazo.

En mi opinión, la betaespera es el momento más duro del tratamiento. Si las babyhunters estamos acostumbradas a esperar: esperamos para las citas, esperamos para los resultados, esperamos para las miles de pruebas, si por el camino hay que solucionar algún tema seguimos esperando y sobre todo mes a mes esperamos que se dé el milagro del método natural; la espera de la beta es el momento más tenso de todos. Y si lo hablas con alguien que no esté metido en estos temas, te dirá que esos días hay que estar tranquilos, confiados y que debería ser un momento muy feliz porque hay muchas posibilidades de que salga bien y que el estar positivo es muy importante, y también el estar relajado y que si no te obsesionas lo conseguirás. Sin duda alguna, eso es lo que nos diría alguien que no sabe ni por asomo, una décima parte de lo que sufrimos.

Mis primeras betaesperas fueron llevaderas, no confiaba mucho en las IA, y en la tercera ya sabía perfectamente que me iba a bajar la regla cinco días antes de la beta, con lo cual, aunque resultaba bastante decepcionante y lo pasaba mal, iba a la beta sabiendo que iba a ser negativo, y aunque esperar la llamada del laboratorio siempre era estresante, en el fondo saber lo que te iban a decir como que ayudaba a templar los nervios y a estar un poco más relajada.

Las betaesperas de las Fivs ya eran otra cosa, aquí los tratamientos son más eficaces y cuando comienzas tienes miles de esperanzas de que ahora sí lo conseguirás… Eso me pasó a mí, por eso la primera beta negativa fue un mazazo muy gordo. Además en las Fivs hay que sumar a la tensión del tratamiento, la carga hormonal que llevamos encima, por lo que el llevar la betaespera de una manera tranquila y sosegada es más que difícil.

El resto de las betas durante mis Fivs fueron cada una más duras porque cada vez pones más ilusiones, cada vez piensas que ésta va a ser la tuya, y cada negativo es un escaloncito hacia el pozo por el que vas bajando. Al final, y siendo ya casi consciente de mi problema (mala calidad ovocitaria), la última betaespera de congelados fue la menos dura, probablemente porque no tenía apenas confianza en mis embriones y además porque llega un momento que te vas haciendo dura y vas asumiendo que la lucha no tiene porque que dar siempre sus frutos.

Sin embargo en la betaespera de la ovo me pasó una cosa curiosa, fue la única betaespera que comencé con la plena confianza de que esta vez sí sería positivo. También es cierto que me tomé un tiempo hasta tomar la decisión de iniciar el tratamiento (como ya conté en esta entrada de mi duelo genético). Y que en ese tiempo, me dediqué a organizar mi vida, me apunté a varias actividades por la tarde después del trabajo y trate de no centrarla solo en el tema que me había estado obsesionando durante los últimos años. Y como he dicho antes, esa betaespera fue la más confiada y en la que tuve la cabeza ocupada más en otras cosas que en lo que estaba a punto de sucederme.

Así que desde aquí os digo en mi modesta opinión, que si estáis en estos momentos a punto de pasar una betaespera, o estáis ya en ella, que tratareis de ser conscientes de vuestras posibilidades. Ser positivo es bueno, pero también ser excesivamente confiado te lleva a llevarte chascos innecesarios. Hay que saber que los tratamientos tienen unos índices de éxito de entre el 40 y 50% en función de cada caso, y a medida que avanzan las Fiv, las probabilidades de éxito sólo aumentan un 5% en cada tratamiento y a partir del 4-5 se estancan.

También es importante darse cuenta que nuestra vida no puede girar en torno a tener un hijo, a mí me costó mucho asumirlo y afrontar que quizás la vida no me iba a deparar un futuro como yo había soñado, es difícil, no lo niego, pero con trabajo y esfuerzo se puede conseguir. Es importante encontrar otras motivaciones, otras ilusiones que nos llenen de felicidad mientas seguimos intentándolo. En otra entrada os contaré como conseguí relajarme en el tema de la búsqueda y conseguí alcanzar un estado zen más tranquilo calmado y consciente, que sin duda me ayudó en mis últimos tratamientos a asumir los negativos como algo natural y no como frustración.
 
¿Y vosotras, cómo han sido/ son vuestras betaesperas?